5. PRIMERAS RELACIONES Y NOVIAZGO |
5.4. Petición de puerta y comienzo formal
Antes o después de venir del servicio militar, si un chico y una chica de la misma esfera social se gustaban, en los paseos del domingo empezaban a separarse unos metros de los demás miembros de la pandilla, prueba evidente de comenzaban los primeros galanteos formales. El lugar más idóneo para relacionarse era el baile, cuando lo había, que era de tarde en tarde, y en el que nunca la chica en estos primeros pasos bailaría con el mismo mozo varias "piezas", ni por supuesto, regresaría a casa acompañada de su, por ahora, mejor amigo. No me quieres por ser pobre no me da pena maldita, que la mancha de una mora con otra mora se quita. Si esta amistad continuaba, en el baile ambos danzaban, sin partir pareja, más jotas, más pasodobles o vals corridos de lo que era costumbre, señal inequívoca de un futuro noviazgo. Las comadres se encargarían de difundirlo por el pueblo enseguida. En Monroy, era frecuente la endogamia local, es decir, los enlaces matrimoniales entre miembros del pueblo, pero eran raras las uniones entre personas de la misma familia, es decir, los lazos de consanguinidad. Las mujeres del lugar se sentían molestas cuando los muchachos del pueblo no se animaban a relacionarse con sus convecinas, al considerar que “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, por eso les cantan estas estrofas a los jóvenes para que se “piquen” y se animen:
Si los paisanos no se animaban era corriente que a una chica viniera a pretenderla algún joven forastero y en este caso, si el muchacho quería integrarse como uno más en el pueblo, no tenía más remedio que pagar el “piso”. “Quien lejos va a casar o va engañado o va a engañar” 5.2. PisoÉste consistía en la aportación de una cantidad económica que entregaba el novio a los jóvenes de la localidad en compensación o pago por llevarse a una mujer de una comunidad que no era la suya. Esa cantidad la fijaban los quintos y los mozos más viejos y dependía siempre de la categoría social de la pretendida, aunque giraba en torno a varias “convidadas” de vino para los jóvenes en las pocas tabernas del pueblo. Si el forastero se negaba a pagar el piso, lo menos que le podía suceder es que le tiraran a la charca y además, y eso era peor, sería despreciado por los miembros de la comunidad en la que no se integraría fácilmente a partir de entonces. 5.3.Declaración Pasado algún tiempo de galanteos, con sus tiras y aflojas, el chico se declaraba a la chica, que aunque podía ser rechazado por ella en un primer momento, pocos días después lo aceptaría provisionalmente, ya que el consentimiento lo tenía que dar el padre. Hasta que esto no sucediera, no podía hacerse efectivo el noviazgo formal con cierta seguridad. Toda la comunidad tenía conocimiento de que fulanita “se habla” con zutanito, lo que significaba que las relaciones eran conocidas por todos.
Si el progenitor aceptaba, el joven podía empezar a acompañar a la joven hasta la esquina más próxima a la puerta de su casa, e incluso llegaba a la misma puerta, pero sin pararse en ella para despedirse, puesto que todavía el mozo no había hablado con el padre de la novia.
Con frecuencia los padres preparaban el noviazgo de sus hijas entre familiares y amigos, circunstancia que se daba, sobre todo, en el seno de las familias más acomodadas por el interés de unir heredades y aportarles una buena dote. Eran los llamados matrimonios de conveniencia para la ampliación del patrimonio. 5.4. Petición de puerta y comienzo formal. La pedida por parte del novio a la familia de la novia de la puerta o la entrada de aquél en casa, se consideraba un paso más en el rito del noviazgo. Ello suponía un compromiso de responsabilidad por parte del varón, pues si dejaba a la chica era casi seguro que ésta no volviera a encontrar pretendiente dentro de esa misma comunidad y además, suponía la enemistad entre ambas familias. El padre de la novia recalcaba al futuro yerno, en la primera oportunidad, el compromiso formal que éste tenía para que lo tuviera muy presente.
El novio tenía una serie de obligaciones para con la novia, como por ejemplo, la de hacer la visita diaria, salir con ella los días festivos para pasear e ir al baile, convidarle y rondarle las vísperas de fiesta. Aquí recogemos algunas canciones que entonaban los mozos las noches de ronda:
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